Así regulará Francia a los influencers niños o «Kidfluencers»

Ya nadie duda que los influencers han llegado a nuestras vidas para quedarse, siendo seguidos tanto por adultos como niños. Lo que ya no es tan conocido pero sí muy relevante, es que algunos de los influencers que más facturan son niños.

El claro ejemplo lo encontramos con Ryan ToysReview, un niño estadounidense de 8 años con una amplia audiencia en su canal Ryan’s World, donde sube vídeos casi a diario en los que muestra juguetes que le regalan sus padres. Es decir, hace «unboxing» para sus seguidores, mayormente niños. 

Ryan cuenta actualmente con más de 26,7 millones de suscriptores. Pero es que además es el influencer que más dinero ganó a nivel mundial, con aproximadamente 26 millones de dólares en 2019. Sin olvidar que en tercera posición hay también otra niña, Anastasia Radzinskaya, con 18 millones de dólares en ganancias.

En nuestro país también podemos encontrar algunos ejemplos de youtubers menores de edad que están triunfando, aunque con menor número de suscriptores e ingresos, como por ejemplo Las Ratitas, que cuentan con 21 millones de suscriptores. 

Estos menores se dedican principalmente a publicitar productos y servicios que las distintas marcas les hacen llegar, a veces simplemente porque les divierte y en otras ocasiones por consejo de los padres, quienes ven la oportunidad de que sus hijos triunfen y ganen (mucho) dinero con esta actividad.

Ryan ToysReview, Las Ratitas y tantos otros niños que obtienen dinero a partir de las campañas de publicidad que realizan en sus canales, normalmente Youtube y bajo la dirección de sus padres, son los que se ha venido a bautizar como Kidfluencers o niños influencers.

El problema principal que se da aquí es que la publicidad que hacen estos menores suele ser encubierta ya que no se avisa a los suscriptores de que el contenido que se muestra es publicitario y que se está cobrando por ello. Asimismo, en algunas ocasiones también se muestran productos no apropiados para la edad del menor o que pueden ser perjudiciales en mayor o menor medida.

En este sentido, a finales de 2019, el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) denunció 59 vídeos de 15 youtubers menores de edad que hacían publicidad encubierta dirigida a niños y adolescentes. Asimismo, puso en conocimiento de la Agència Catalana del Consum (ACC) este hecho e instó a Youtube a informar claramente a los usuarios cuando los programas o vídeos generados por otros usuarios contengan comunicaciones comerciales, tal y como prevé la nueva directiva europea de servicios de comunicación audiovisual.

Así pues, nos enfrentamos a un problema legal grave que afecta a menores de edad no solo en España sino en otros países del mundo, aunque por el momento la mayoría de estos no está tomando medidas concretas para evitar el problema. 

Por esa razón merece especial atención la propuesta de Francia, cuya cámara baja del parlamento ha votado hace escasos días la creación de una nueva ley (la ley del YouTuber infantil), según la cual se modificaría el código laboral del país para proporcionar protección legal a los influencers menores de edad, tanto en Youtube como en TikTok o Instagram, al igual que ya se está haciendo con los niños actores o modelos. 

Dicho esto, ¿qué medidas se incluyen en esta propuesta de ley?

La primera de ellas es que cualquier persona, incluidos los padres, que grabe vídeos que muestren a menores de 16 años con el fin de monetizarlos en plataformas como Youtube, Instagram o TikTok, necesitará la autorización de una autoridad administrativa. De lo contrario podrían enfrentarse a multas de hasta 75.000€ y penas de prisión de hasta cinco años.

Asimismo, los padres deberán informar a las autoridades sobre sus planes de publicar material en línea, aún cuando el vídeo se realice en casa en un entorno familiar sin evidencia de empleo oficial. 

Además, tendrán que declarar las actividades de sus hijos cuando los ingresos y el número de horas de material cargado superen ciertos umbrales, que se determinarán en un desarrollo normativo posterior. Las horas de filmación también deben ser limitadas y compatibles con los horarios escolares.

En esta misma línea, por encima de cierto umbral de ingresos, la mayor parte del dinero ganado por los menores de edad debe bloquearse en una cuenta hasta que cumpla 18 años.

Otro punto importante es que esta legislación también otorgará a los niños menores de 16 años el derecho a solicitar a las plataformas que eliminen sus videos sin la autorización previa de sus padres.

Por otro lado, las empresas o marcas necesitarán autorización para contratar oficialmente a niños en un contexto profesional. También tendrán que verificar si el dinero debe ir a la persona a cargo de la transmisión o a la cuenta bloqueada del menor cuando quieran colocar productos en vídeos con niños menores de 16 años, de lo contrario se les podría sancionar con una multa de 3.750€.

Por su parte, y en lo que incumbe a las plataformas, éstas deberán informar mejor a los menores de sus derechos y concienciar sobre el impacto psicológico y legal de tener su imagen en línea. También deberán facilitar a los usuarios y suscriptores de esos canales la opción de marcar y denunciar material que “atente contra la dignidad de los menores”, entre otros.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los padres y las marcas, el incumplimiento por parte de las plataformas de estas obligaciones no supondrá ningún tipo de sanción para las mismas

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Foto de Suzy Hazelwood en Pexels.com

Por el momento, todo lo expuesto continúa siendo una propuesta de ley que aún debe pasar por el Senado para una segunda lectura antes de su aprobación final. Aún así, supone un gran avance que coloca a Francia como el primer país europeo en proteger a los menores frente a esta problemática a través de una legislación específica.

Hasta el momento y a nivel mundial únicamente se habían regulado estas problemáticas a través de algunos códigos de conducta como el de UK o USA, códigos que no resultaban vinculantes puesto que se basaban en recomendaciones y no ofrecían una sanción real ante una infracción. En ese sentido, España estrenará su nuevo código de conducta para publicidad con influencers el próximo 1 de enero.

En todo caso, si bien España no cuenta con la regulación que propone Francia, no debemos olvidar que cuenta con un mecanismo en parte similar y que ejerce el Ministerio Fiscal bajo el fundamento de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

En este sentido, entre las funciones del Ministerio Fiscal encontramos el ejercicio de las acciones de cese y rectificación de publicidad ilícita. Es decir, aquella dirigida a menores que les incite a comprar un bien o un servicio, explotando su inexperiencia o credulidad, o en la que aparezcan persuadiendo de la compra a padres o tutores. 

Sin olvidar el tratamiento de los menores con notoriedad pública propia, como podría ser un niño influencer. En ese caso, su derecho a la intimidad y a la propia imagen no impedirá su captación, reproducción y publicación si se realiza durante un acto público o en lugares abiertos al público, de acuerdo al artículo. 8.2.a) de la LO 1/1982.

Ahora bien, hay límites a lo anterior: la captación debe respetar el principio del superior interés del menor, de modo que en ningún caso quedarían justificadas actividades de captación de la imagen que perturbaran la vida cotidiana y privada del menor. 

En conclusión, la problemática a la que nos enfrentamos con la publicidad encubierta y los menores de edad en redes sociales está a la orden del día y debe preocuparnos. Hasta ahora el fenómeno de los kidfluencers o niños influencers se ha regulado mediante códigos de conducta, las reglas de las propias plataformas y normativa genérica sobre publicidad.

Algunas de las previsiones normativas de España permiten dar cobertura legal a ciertas problemáticas que están generándose con los niños influencers, pero es cierto que no van tan lejos como la propuesta de Francia.

Por tanto, hay que tener claro que tenemos a niños de 6, 7 u 8 años facturando millones de dólares, con montones de fans que quieren ser como ellos (ser influencer es la quinta profesión favorita de niños de 6 a 8 años) y con retos a medio y largo plazo importantes a nivel de privacidad, publicidad, reputación o sobreexposición en medios.

De modo que hay mucho trabajo por delante para proteger los derechos de los más pequeños de la casa.

Foto de portada de Daniel Cheung en Unsplash