¿Interesa lo legal a los millennials? Abriendo perfil profesional en Snapchat

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Millennials o no, a todos nos gusta conocer las reglas del juego

Comencemos por el principio, ¿qué es un millennial? Según Wikipedia, son los miembros de la llamada Generación Y. Es decir, en teoría los nacidos a partir de 1982 (si bien hay quien alarga esa fecha hasta el año 2000).

Vamos, que por los pelos, pero soy un millennial. :p

El término «millennial» fue creado por William Strauss y Neil Howe para referirse a los niños nacidos en 1982 y que se graduarían justo al comenzar el nuevo milenio. Es decir, en el año 2000 (efecto incluido). En ese año los citados William y Neil publican el libro «Millennials Rising: The Next Great Generation».

Y de ahí surge el famoso término.

¿Qué caracteriza a los millennials? A grandes rasgos: a) son la generación más educada y culturalmente diversa que ha existido; b) son políticamente liberales; c) tienen cierto síndrome Peter Pan que les hace retrasar su incorporación al mundo «adulto»; d) son poco religiosos y e) hacen un uso muy intensivo de la tecnología (hasta el punto de ser considerados casi por defecto como «nativos digitales»).

Y los más importante, solo en EE.UU, a partir de 2020 los millennials representarán más de la mitad del mercado laboral.

Por tanto, un millennial tiene entre 34 y 16 años, formación media-alta, está a punto de ser la mano de obra de referencia y usa mucha tecnología.

¿Les interesa el Derecho? Por supuesto. De hecho, ya están entrando en el sector y algunas de sus características van a influenciar la prestación de servicios legales. Por ejemplo, supuestamente su menor «empatía» con el cliente. Es decir, sus en teoría menores habilidades interpersonales harán que la relación cliente – abogado se base más en la comunicación digital y menos en la clásica relación de confianza cara a cara.

¿Y en qué servicio digital hay más millennials? Pues en Snapchat, y con cierta diferencia.

Para los que no la conozcan, Snapchat nace en 2011 como app de mensajería efímera. De modo que lo enviado desaparece una vez que el receptor lo recibe (con variantes). Ha crecido como la pólvora hasta convertirse en red social de referencia entre los usuarios del nuevo milenio.

En junio de 2016 superó a Twitter en número de usuarios activos diarios, más de 150 millones, y el usuario medio dedica casi 30 minutos al día. Además, el 60% de sus usuarios se encuentran entre los 13 y 25 años. Es decir, millennials sin duda.

Eso ha hecho que instituciones y grandes corporaciones como La Casa Blanca, CNN, Buzzfeed, People o National Geographic tengan perfil en Snapchat.

¿Creamos una cuenta?

Visto lo comentado, parece tremendamente lógico entrar en el mundo Snapchat y hacerlo para hablar de Derecho y su mundo. Bien es cierto que adaptado a las particularidades del servicio y su público, pero perfil jurídico al fin y al cabo.

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Además, muchos de los futuros estudiantes de Derecho, los que acaban de empezar o los recién licenciados, seguramente ya se muevan por allí.

Por tanto, desde el Legal LAB de Términos y Condiciones abrimos perfil en Snapchat para hablar de Derecho y Tecnología con el futuro, y ya presente, del sector legal. Como ejercicio de comunicación y difusión de contenido legal más allá de los formatos y canales habituales.

Y como todos los proyectos que realizamos, esto es una apuesta de largo plazo. Así que no hay prisa.

Aquí nuestro código para quien nos quiera añadir. Nombre de usuario: lextyc

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¿Qué tipo de contenido legal se puede compartir en Snapchat? Pues llevo 1 mes haciendo pruebas y la verdad es que la app es bastante particular. Nada parecida a Facebook o Twitter y con unas características muy concretas.

Por ejemplo, no pueden compartirse enlaces, prima el instante, se potencia muchísimo la imagen y el vídeo y la idea es decorar, aumentar o alterar la foto o vídeo compartido.

Además, cualquier cosa que se comparta como mucho durará 24 horas (la modalidad My Story es la más adecuada para compartir contenido legal abierto a cualquiera). De hecho, estamos ante otro silo de información en el que lo compartido no se almacena ni en la cámara del dispositivo, y obviamente no existe en buscadores como Google.

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Aun así, las posibilidades son muy interesantes: píldoras informativas visualmente muy llamativas, capturas de texto «aburrido» que casi cobra vida o pequeñas historias jurídicas en modo película gracias a cómo funciona My Story.

Por tanto sí, puede generarse contenido legal de calidad, aunque conlleva cierta planificación, y hacerlo atractivo y útil para el público al que va dirigido.

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De modo que de ahora en adelante: píldoras legales útiles y vistosas, curiosidades de eventos jurídicos, resúmenes visuales de términos y condiciones o reflexiones sobre derecho ficción, por poner algunos ejemplos, serán objeto del Snapchat de Términos y Condiciones.

Veremos hasta dónde nos lleva. 🙂

¡Feliz snap!

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