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Descifrando los términos y condiciones de las nubes, de otra forma
A medida que avanzan los días vemos como lo inmaterial va ganándole la batalla a lo físico, quedando anclados en el pasado los soportes palpables que antes guardábamos en el cajón. Sin embargo, el nacimiento de múltiples servicios que con su virtualidad nos hacen la vida mucho más cómoda, llevan muchas veces aparejado un cierto halo de incertidumbre.
Cuando antes guardábamos documentos, vídeos, música, imágenes, en aquellos soportes físicos que tan bien había que conservar para garantizar la integridad de nuestros datos, la seguridad de los mismos dependía casi en exclusiva de nosotros. Bastaba con guardarlos a buen recaudo en el refugio de nuestros hogares para que los más fisgones no pudiesen hacerse con los datos que en ellos almacenábamos. Pero todo esto cambiaría, para bien y para mal, cuando nacieron los servicios de almacenamiento en la nube.
El uso de este tipo de servicios por el público en general ha ido incrementándose exponencialmente los últimos años, principalmente por 2 factores: la facilidad de uso de los mismos y su gratuidad. Para que nos hagamos una idea de la cantidad de gente que lo utiliza, compañías como Google, Apple o Dropbox, afirman tener -cada una- entre 200 y 300 millones de usuarios utilizando sus servicios. Entre ellos estoy yo y probablemente estarás tú, ¿no te has preguntado alguna vez qué pasa con nuestros datos? ¿Si estos están o no a buen recaudo?
Es probable que hasta hace unas semanas no nos lo cuestionásemos, ya que tal y como Jennifer Lawrence y otras muchas celebridades de Hollywood lo hacían, depositábamos nuestra confianza en la invulnerabilidad de este tipo de servicios. Sin embargo, hemos sido testigos de que los datos de las más laureadas celebridades de Hollywood, incluso los más íntimos, han llovido en cascada desde las invisibles nubes de almacenamiento.
Veamos por tanto 5 de esas nubes, Dropbox, iCloud, Box, Google Drive y OneDrive, las consideradas más populares, y revisemos sus términos y condiciones (y un poco más allá) para ver qué cuentan en materia de cifrado, copias de seguridad, conservación de datos o lugar de almacenamiento.
¿Cómo lo haremos? En lugar de usar la clásica comparativa de columnas y filas, empleamos un muy simple cuestionario que a la vez que centra la atención del usuario en aspectos básicos de estos servicios, los complementa y guía con información propia de cada una de las nubes. Así, no sólo se hace reflexionar al usuario sobre la importancia de hacer copias de seguridad de sus archivos, sino también sobre las medidas adoptadas por cada servicio en ese ámbito, según sus términos y condiciones.
Pero antes de pasar al cuestionario-guía, algunas conclusiones:
- Si éstas son las principales nubes, EE.UU. tiene el control absoluto de los almacenes digitales.
- No es sólo lo que subimos voluntariamente, sino toda la información que automáticamente también proporcionamos (que aunque ya resulte obvio decirlo, produce perfiles muy completos).
- Ninguna de las nubes cifra más allá de las fases de tránsito y almacenamiento (y con excepciones aquí). Por tanto nadie cifra en cliente o local, como pueda hacer MEGA, dejando así puertas y ventanas cerradas, pero no todas las rendijas.
- Las políticas de retención de datos (copias de seguridad, conservación y más allá) son auténticos laberintos informativos. Cuesta horrores descifrar si se hacen y cómo copias de seguridad o qué ocurre exactamente con los datos eliminados. De hecho parece que lo habitual es decir poco sobre este asunto.
Por cierto, con esta comparativa se estrena como colaborador en Términos y Condiciones, Daniel Tena. ¡Bienvenido! 🙂
[chained-quiz 2]
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